En la Agricultura Intensiva se busca la maximización de la producción en un plazo de tiempo reducido y aprovechando al máximo el terreno disponible, para poder responder a las demandas de un mercado pujante y en el que día tras día aumenta la competitividad.
De cara a poder conseguir está maximización productiva, se hace uso de diversos insumos y diversas técnicas que permiten intensificar el proceso y por tanto aumentar las producciones. Algunos de estos recursos, utilizados en Agricultura Intensiva son: las variedades mejoradas genéticamente, equipos y maquinaria más especializada, sistemas de regadío, planes de fertilización mineral, uso de productos fitosanitarios, etc.
Este modelo de agricultura, totalmente opuesto al de Agricultura Extensiva, es el más representativo en la actualidad de las sociedades productoras avanzadas aunque no por ello sea, el más seguro.
Poco a poco, la sociedad va tomando conciencia de la importancia de preservar las aguas subterráneas, de mitigar las emisiones a la atmosfera, conciencia sobre la erosión, sobre la desertificación y sobre diversos temas sociales y ambientales, que hacen que aparezcan y se desarrollen cada vez más, alternativas (Agricultura Ecológica, Agricultura Natural, Agricultura Sostenible, Agricultura Social Inclusiva…) a la Agricultura Intensiva.